sábado, 26 de noviembre de 2011

GALLETAS ESPIRALES

Y los caminos con corazón





“Cada vez que te sientas extraviada, confusa, piensa en los arboles, recuerda su manera de crecer. Recuerda que un árbol de gran copa y pocas raíces es derribado por la primera ráfaga de viento, en tanto que un árbol con muchas raíces y poca copa a duras penas deja circular su savia.
Raíces y copa han de tener la misma medida, has de estar en las cosas y sobre ellas: solo así podrás ofrecer sombra y reposo, solo así al llegar la estación apropiada podrás cubrirte de flores y de frutos.
Y luego cuando ante ti se abran muchos caminos y no sepas cual recorrer,  no te metas en uno cualquiera al azar: siéntate y aguarda.
Respira con la confiada profundidad con que respiraste el día en que viniste al mundo, sin permitir que nada te distraiga: aguarda y aguarda más aún. Quédate quieta, en silencio, y escucha a tu corazón. Y cuando te hable, levántate y ve donde él te lleve”
Así finaliza “DONDE EL CORAZÓN TE LLEVE”  de la escritora italiana Susanna Tamaro.
Un libro ligado a mi juventud, con una química tan especial que parecía estar predestinada a leerlo…
No sucede muchas veces  pero los libros  como las personas, llegan a nuestras vidas para algo.
Donde el corazón nos lleva, suceda lo que suceda, será el mejor camino.
Y como si fuera un juego de palabras SOLO TIENE SENTIDO RECORRER LOS CAMINOS QUE TIENEN CORAZON


Estas galletas tienen como base la típica masa sablé  que se utiliza como base para las tartaletas, tan sencilla como rica.

Primero se mezclan las dos harinas, el azúcar glass y el pellizco de sal con la mantequilla y se va frotando con las manos sin  amasar, como si estuviéramos  haciendo migas, cuando esté la mantequilla bien integrada se añade el huevo, se continua la mezcla, utilizando una sola mano para evitar que se nos pegue a las manos toda la masa.

Se divide la masa en dos partes, una se envuelve en papel film en forma de cilindro (como si se tratara de un embutido) de 3 cm. de diámetro.
A la otra mitad se añaden los 15 g. de cacao en polvo y corteza de naranja rallada, hasta que quede integrado, se envuelve de igual manera y forma, y se dejar en el frigorífico, al menos durante 2 horas (se puede dejar hasta dos días).
Se sacan y se extienden  sobre una encimera ligeramente enharinada para evitar que se peguen, hasta formar dos rectángulos similares.
Colocaremos en la encimera uno de ellos (el que queramos) lo pincelaremos o mojaremos con la cucharada de esencia de vainilla, después pondremos el otro trozo, y pasaremos el rodillo para que se peguen.



Cortamos a la mitad de manera longitudinal la masa dividiéndola en dos partes, que a continuación enrollaremos, volveremos a cubrir con film y dejando nuevamente en el frigorífico durante dos horas.
Ya solo nos queda encender el horno a 200 grados y 15 minutos después, sacar la masa y cortar rodajas de 1cm. que iremos colocando en una placa de horno cubierta de papel de hornear.
Tras un horneado de aproximadamente 12 a 15 minutos sacaremos las galletas que en caliente son muy frágiles, pero después de esperar un poco podremos sacar a una rejilla para que se enfríen.
Y tendréis ante vosotros el inicio de un camino dulce y con corazón.

Suerte si te animas a hacerlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario